Más del 38% del agua tratada en Brasil es desperdiciada

El volumen de agua que se pierde en el sistema de abastecimiento en Brasil viene creciendo y llega a más de 6.500 millones de metros cúbicos (m³) por año, según un estudio divulgado el miércoles (5), Día Mundial del Medio Ambiente, por el Instituto Trata Brasil y la consultoría GO Associados.

Esta cantidad de agua es equivalente a casi siete veces el volumen útil del Sistema Cantareira, principal manantial que abastece a la región metropolitana de São Paulo. En términos porcentuales, eso significa el 38,3% del agua tratada fue desperdiciada antes de llegar a los destinatarios finales.

En algunas partes del país, el problema es aún más crítico. El porcentaje de pérdidas en la Región Norte llega al 55,14%. En el estado de Roraima, de cada 100 litros suministrados por las compañías de abastecimiento, tan solo 25 litros llegan a los clientes. En el Amazonas, el porcentaje de pérdidas es del 69% y, en Amapá, del 66%. En el Nordeste, el 46,25% del agua es desperdiciada. En Maranhão, el porcentaje llega al 60%, y en Pernambuco, al 52%. En São Paulo y en Paraná, es del 35%.

Para efectos de comparación, el estudio destaca que, en Dinamarca, el índice de pérdidas es del 6,9%; en Estados Unidos, del 10,3%; y en Corea del Sur, del 16,3%. Brasil presenta incluso resultados peores que otros países latinoamericanos, como México, que desperdicia el 24,1% del agua tratada, el Ecuador (31,1%) y el Perú (35,6%).

Perjuicio creciente

Las pérdidas de agua también han experimentado un ligero crecimiento en los últimos años. Los datos de 2015 señalaban un índice del 36,7%; en 2016, se quedó en el 38,1%; y, en 2017, últimos números disponibles y que basan la investigación actual, llegó al 38,3%. En valores, el total perdido por las compañías distribuidoras significa US$ 2,95 mil millones al año.

Algunos estados y regiones, sin embargo, presentan resultados mucho mejores que el promedio nacional. En Goiás, las pérdidas se sitúan en el 26%, y en Río de Janeiro en un 31%. En la ciudad de Santos, litoral de São Paulo, el índice de pérdidas es de apenas el 14,32%; en Limeira, interior de São Paulo, del 18,62%; y en Campo Grande, capital del Mato Grosso do Sul, del 19,38%.

Falta de inversión

Para Pedro Scazfuca, socio de GO Associados, el escenario demuestra un desinterés en hacer inversiones que reduzcan el desperdicio en los sistemas de abastecimiento. “Hay una falta de esfuerzo para reducir las pérdidas. No se ha hecho la inversión necesaria. La tendencia natural de un sistema de abastecimiento de agua es aumentar las pérdidas, porque la estructura va quedando más vieja, sujeta a mayor desperdicio”, dijo.

Las ciudades que logran los mejores resultados son aquellas que, según el experto, se centran no solo en la mejora de la estructura de distribución, sino también en la lucha contra el fraude y las conexiones clandestinas. “Las pérdidas comerciales son muy representativas para las empresas desde el punto de vista de los ingresos. Reducir los fraudes, mejorar la lectura de los hidrómetros, todo ello contribuye a la reducción de pérdidas.”

Control

El presidente de la Agencia Reguladora de Saneamiento y Energía del Estado de São Paulo (Arsesp), Hélio de Castro, considera que una mejora en el control de los sistemas podría indicar que las pérdidas son aún mayores. “La tendencia es que los indicadores empeoren”, subrayó, al recordar que el Sistema Nacional de Información de Saneamiento, utilizado como base del estudio, se elabora a partir de informaciones dadas por las mismas empresas de distribución de agua.

El ex presidente de la Compañía de Saneamiento Básico del Estado de São Paulo (Sabesp), Gesner Oliveira, cree que el retorno de las inversiones para reducir el desperdicio tiende a recompensar a las compañías en los lugares donde hay grandes pérdidas. “Reducir del 68% al 48% es relativamente fácil y los retornos son altos”, dijo. En sistemas donde las pérdidas son menores, el esfuerzo de las empresas, según él, tiene que ser mayor.

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