Vicepresidente brasileño reinaugura base científica en Antártida
El vicepresidente brasileño Hamilton Mourão, reinaugurará este miércoles (15) la base antártica brasileña Comandante Ferraz. El nuevo edificio está ubicado en la isla Rey Jorge, en la Bahía del Almirantazgo, en el mismo lugar que la base anterior. Ocupa un área de 4,5 mil metros cuadrados, tiene 17 laboratorios y capacidad para albergar a 64 personas.
La ceremonia de reinauguración, antes prevista para martes (14), fue pospuesta debido a que las condiciones climáticas impidieron a las autoridades brasileñas trasladarse desde Punta Arenas, Chile, a la Antártida.
Brasil forma parte del selecto grupo de 29 naciones que cuentan con bases científicas en la Antártida y que tienen derecho a explorar y decidir el futuro del continente blanco mediante un trabajo de cooperación internacional, según establece el Tratado Antártico, firmado en 1961.
La base original fue creada en 1984, pero resultó destruida por un incendio en 2012. En esa ocasión, dos militares murieron. El gobierno federal invirtió cerca de US$ 100 millones en la obra. La nueva unidad recibió el equipo más avanzado del mundo. En el sitio, los científicos realizarán estudios en las áreas de biología, oceanografía, glaciología, climatología y antropología.
"[La estación] dará mejores condiciones de trabajo a nuestros científicos, mantendrá nuestra presencia en la labor que realiza la comunidad científica internacional, para buscar respuestas y avances en el conocimiento, la tecnología, y otras áreas que allí se investigan. Al mismo tiempo, permitirá a la Marina realizar entrenamientos logísticos con ejercicios de desplazamiento en aguas, que no son muy tranquilas. Nosotros, en el gobierno [de Jair] Bolsonaro, vemos con gran satisfacción este momento de reapertura de la Estación Comandante Ferraz para dar un nuevo aspecto al trabajo de investigación que realizamos allá", dijo el vicepresidente, en una entrevista exclusiva con EBC.
Reconstrucción
El proyecto de reconstrucción de la estación es todo brasileño y comenzó a ser ejecutado en 2017 por la empresa China Electronics Import and Export Corporation tras ganar la licitación pública convocada por la Marina de Brasil. La empresa de ingeniería china tuvo que dividir la obra en tres etapas, ya que entre los meses de abril y octubre es imposible realizar actividades externas en la Antártida debido al intenso frío, las tormentas de nieve y los fuertes vientos. La empresa construyó módulos en China durante el invierno y los transportó a la Antártida en los veranos de 2017, 2018 y 2019 antes de realizar la instalación.
Para mantenerse por encima de la densa capa de nieve que se forma en invierno, los módulos se instalaron sobre pilares de soporte de hasta 70 toneladas, que dejan el centro de investigación a más de tres metros del suelo.
Se han instalado puertas contra incendios en todas las unidades de la base y se han colocado sensores de humo y alarmas contra incendios. En las salas donde se encuentran las máquinas y los generadores, las paredes están hechas de material ultraresistente. En caso de incendio, pueden soportar el fuego durante dos horas y no permiten que se extienda a otros lugares antes de que llegue el cuerpo de bomberos.
La base también cuenta con una planta de energía eólica que aprovecha los vientos y las placas antárticas para captar la energía solar, especialmente en verano, cuando el sol en la Antártida brilla más de 20 horas al día.
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