La Cepal recomienda agricultura sin quema en la Amazonia

La tasa de deforestación por corte superficial alcanzó los 10.129 kilómetros cuadrados en los nueve estados que forman la Amazonia Legal el año pasado. Se trata de la mayor extensión de destrucción forestal en once años, según informó recientemente el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE).

Los datos, utilizados por el gobierno federal y por investigadores, provienen del Proyecto de Estimación de la Deforestación de la Amazonia (Prodes), vinculado al INPE, que utiliza imágenes de los satélites CBERS-2/2B (asociación chino-brasileña), Landsat-5/TM (estadounidense), IRS-1 (indio) y UK-DMC2 (británico).

En el decenio de 1980, mucho antes de que estos satélites fueran lanzados a la órbita terrestre y pudieran medir el impacto de la acción humana en la floresta, nació un proyecto en el noreste de Pará que creó una alternativa a la quema, una práctica recurrente en la región, así como en el Cerrado, para preparar el suelo a la agricultura. Cuando se la hace fuera de control o con un propósito criminal, la quema es una de las puntas de lanza de la deforestación en la Amazonia.

Tipitanga

A partir de un proyecto de cooperación técnica internacional, los pequeños agricultores, los investigadores de Embrapa y de las universidades alemanas de Göttingen y Bonn han desarrollado una forma de preparar el suelo sin poner en peligro la floresta. El método del proyecto, que en el año 2000 se denominó Tipitamba, sustituye la quema por el sistema de corte y molienda para la preparación de la tierra a la plantación.

Para ello también se plantan árboles leguminosos de rápido crecimiento, como Inga, Tachi y Sombreiro, que crean biomasa y ayudan a fijar los nutrientes en el suelo. El resultado es un aumento de la cosecha en cultivos como el frijol, el maíz y la mandioca, además de la incorporación de especies frutales como el cacao y las nueces de Brasil.

“La tecnología influye favorablemente en las propiedades físicas, químicas y biológicas del suelo. Además, la adopción también permite servicios ambientales asociados a la presencia de vegetación secundaria en barbecho, que incluyen la mejora del equilibrio y captura de carbono, el transporte de agua a la atmósfera, la protección contra la lixiviación [proceso erosivo] y la restauración ecológica. La preparación de un área sin uso del fuego, asociada al enriquecimiento en barbecho y a sistemas agroforestales, rescata la sostenibilidad económica, social y ecológica de la producción en la unidad familiar rural amazónica.”

La descripción figura en un artículo publicado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), vinculada a las Naciones Unidas. Recientemente, la oficina de Cepal en Brasil reconoció que el método Tipitamba es una “inversión que podría ser replicada y ganar escala”. Este proyecto reúne muchos elementos del desarrollo sostenible: bajo gasto y costo asequible, aumento de la productividad y de los ingresos para los agricultores”, señala la economista Camila Gramkow, titular de la oficina.

Tipitamba fue uno de los 15 proyectos nacionales, de los 131 presentados, destacados en la iniciativa de Cepal denominada “Big Push for Sustainability”, que lleva el nombre de la teoría del economista polaco Paul N. Rosenstein-Rodan. “Este reconocimiento rescató la identidad del proyecto, como una estrategia poco común para asegurar la sostenibilidad temática a largo plazo”, describe Tatiana Sá, investigadora de Embrapa Amazônia Oriental.

Actualmente, 118 familias producen alimentos según el método en los municipios de Igarapé-Açu, Marapamim, Irituia, São Domingos do Capim y Tomé-Açu en el estado de Pará. Con el apoyo de Embrapa, la idea también llegó a los estados de Amapá, Amazonas, Roraima y Acre.



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