COVID: vacuna propia de Fiocruz podría tener pruebas clínicas en 2021

Mientras se prepara para producir la vacuna contra COVID-19 desarrollada por la compañía farmacéutica AstraZeneca y la Universidad de Oxford, la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz) está trabajando en sus propios proyectos de inmunización que se podrían probar en humanos en 2021. La expectativa es que una de estas vacunas esté disponible en 2022.

Ambas vacunas se están desarrollando en el Instituto de Tecnología en Inmunobiológicos (Bio-Manguinhos), laboratorio de Fiocruz, y utilizan plataformas tecnológicas pioneras. Según el vicedirector de Desarrollo Tecnológico de Bio-Manguinhos / Fiocruz, Sotiris Missailidis, las dos se encuentran en pruebas preclínicas laboratoriales y deben pasar por una nueva etapa de experimentación en animales, conocida como “estudio de desafío”.

Las vacunas ya han sido aprobadas en la fase de inmunogenicidad y toxicidad en animales, lo que significa que produjeron una respuesta inmune sin daños a la salud de los cobayas. En el siguiente paso, los investigadores analizarán cómo responderán los vacunados a la exposición al SARS-CoV-2. Debido a que maneja el virus en condiciones de posible infección, la prueba estaba esperando la disponibilidad de un laboratorio de alta bioseguridad (NB3) y está programada para finales de este mes.

“Estos dos enfoques que estamos usando no compiten con las líneas de producción que vamos a usar para AstraZeneca. Entonces, potencialmente, podríamos ofrecer ambas al mismo tiempo, lo que brinda una soberanía nacional”, dice Missailidis, quien explica también que Bio-Manguinhos elegirá cuál de las dos propuestas de vacunas es más prometedora para pasar a los ensayos clínicos el próximo año.

El vicedirector señala que es importante continuar la investigación independientemente del éxito de las pruebas de la vacuna AstraZeneca / Oxford, cuya oferta total en 2021 debería llegar a 210 millones de dosis, en un calendario de vacunación que prevé dos dosis por persona inicialmente. Todas estas proyecciones aún dependen de la confirmación de la seguridad y eficacia de la vacuna, con los resultados de las pruebas clínicas de Fase 3 y el registro de la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa).

“Tener una vacuna propia, con la que se pueda garantizar el mercado nacional, con la misma eficacia que las vacunas de las principales empresas farmacéuticas, es muy importante para las instituciones públicas, para la salud y para la ciencia brasileña”, dice el investigador. Según Missailidis, Brasil podría exportar su propia vacuna para ayudar a combatir la pandemia a nivel internacional.

Nuevas tecnologías

Una de las propuestas de vacuna en desarrollo aprovechó la producción de proteínas S y N del SARS-CoV-2 que Bio-Manguinhos ya estaba realizando para la producción de pruebas diagnósticas para COVID-19. Clasificada como vacuna de subunidad, la tecnología utilizada prevé la inyección de estas proteínas en el cuerpo humano, para que sus defensas las reconozcan y se preparen para cuando el coronavirus realmente inicie una invasión. La proteína S es la que forma la corona de espinas que da nombre al coronavirus, y la proteína N constituye el núcleo del virus.

La segunda propuesta desarrollada en Fiocruz es una vacuna sintética, que utiliza péptidos de las proteínas S y N producidas en laboratorio por síntesis químicas y acoplados a nanopartículas. Estos péptidos fueron identificados mediante un modelo computacional y activan tanto la producción de anticuerpos como la inmunidad celular, en la que el organismo elimina las células infectadas y previene el desarrollo de los síntomas.

Además de las vacunas desarrolladas íntegramente en Bio-Manguinhos, todavía hay dos proyectos en marcha con alianzas de otros institutos de investigación: una vacuna sintética con la Universidad de Oxford y una vacuna de proteína recombinante con el Centro de Desarrollo Tecnológico en Salud (CDTS) de Fiocruz.



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